Las buenas prácticas en Ficología descriptiva e interpretativa
Good practices in descriptive and interpretive Phycology
Francisco F. Pedroche1*
1 Departamento de Ciencias Ambientales, Universidad Autónoma Metropolitana-Lerma & University Herbarium, University of California at Berkeley, USA.
Email: fpedroche@correo.ler.uam.mx
Pedroche, F.F. 2024. Las buenas prácticas en Ficología descriptiva e interpretativa. Cymbella 10 (1-3): 28-31.
DOI: https://doi.org/10.22201/fc.24488100e.2024.10.1-3.3
Resumen
Para lograr que la taxonomía alcance la relevancia que debiera tener y que ha perdido últimamente se sugieren algunas acciones que hemos llamado buenas prácticas. En la ficología descriptiva se sugiere la citación de referencias en la determinación de especies, la revisión ortográfica de los nombres y el uso completo de las especies, incluir una diagnosis y una descripción, documentar los registros nuevos a una región o país, evitar el uso de la taxonomía abierta, discutir la presencia de una especie fuera de su área conocida y referir los ejemplares de herbario o colección. En la ficología interpretativa se sugiere revisar el elenco de taxones bajo análisis, emplear solo nombres aceptados o correctos, opinar sobre los sinónimos heterotípicos, evaluar la distribución de los taxones tanto los externos a su área de distribución como los de localidades particulares y finalmente, explicar los criterios que reúnen los datos como unidades.
Abstract
To achieve the relevance that taxonomy should have and that it has lost lately, some actions are suggested that we have called good practices. In descriptive phycology, it is suggested to cite references when determining species, to check the spelling of names and to use the species in full, to include a diagnosis and a description, to document new records in a region or country, to avoid the use of open taxonomy, to discuss the presence of a species outside its known area and to refer to specimens from herbariums or collections. In interpretive phycology, it is suggested to review the list of taxa under analysis, to use only accepted or correct names, to give an opinion on heterotypic synonyms, to evaluate the distribution of taxa both outside its distribution area and those from particular localities and finally, to explain the criteria that bring the data together as units.
La ficología mexicana ha avanzado por caminos que se diversifican día con día, pero manteniendo, como debe ser, el conocimiento descriptivo de nuestra ficoflora. Este conocimiento también ha pasado de trabajos florísticos de orden general, por estados o regiones, a trabajos enfocados a resolver la taxonomía y distribución de grupos particulares, llámense familias o géneros. En estas aproximaciones se han incluido las herramientas modernas de morfología, anatomía, microscopía electrónica y por supuesto, los métodos en genética y moleculares. Las consecuencias en estos hallazgos se reflejan en la taxonomía de los grupos con géneros nuevos, especies y entidades infraespecíficas que modifican su posición y circunscripción. Pero también, se han incrementado las visiones interpretativas sobre distribución, ecología y evolución. Muchas de las cuales utilizan como insumos los listados de orden general creados por todos nosotros como ficólogos nacionales. Las aproximaciones interpretativas son necesarias, pero no suficientes cuando estos insumos son tomados sin una discusión previa y sin una ponderación (análisis) explícita de los datos empleados o peor aún, cuando no se brinda información susceptible de ser juzgada o analizada.
He elegido este foro confiando en que las opiniones aquí vertidas puedan ser analizadas y discutidas por la comunidad mexicana, pues Cymbella es la revista oficial de la SOMFICO, lectura obligada creo yo, no solo para esta comunidad sino también para nuestras y nuestros colegas de habla hispana. Estas opiniones versan sobre lo que desde mi punto de vista son “buenas prácticas” y que en la sección de Nomenclatura el Editor ejecutivo y el autor nos hemos comprometido en exponer continuamente, en ocasiones incluso de manera repetitiva, para mejorar y crear sinergia en el trabajo taxonómico y sus consecuencias en los nombres asignados a nuestras unidades de trabajo en territorio mexicano.
Ahora bien, por mucho tiempo hemos considerado que tenemos limitaciones para analizar e interpretar los datos generados por otras personas. Confiamos y partimos del rigor científico que debe de existir, de facto, en el trabajo científico. La taxonomía algal, una vez apreciada como un arte, se considera ahora una ciencia y como tal muchos de nosotros hemos fallado en un punto toral, la capacidad de que los datos generados sean reproducibles y comprobables.
Es esencial que los datos publicados puedan ser juzgados en cuanto a su veracidad: en este caso las identificaciones de los taxones, porque las consecuencias de una determinación errónea pueden ser profundas; generando pérdidas de tiempo, conocimiento, dinero y como apunta Bortolus (2008), incluso vidas humanas. Esto es particularmente cierto en campos como la bioseguridad y la conservación (Vink et al. 2012). Aunado a esto, si le sumamos el efecto cascada que muchos de estos errores tienen, entonces un error de identificación se puede multiplicar, mantener en el tiempo y amplificar en la literatura (Bortolus 2008), en este caso la ficológica. Por mencionar solo algunos ejemplos en nuestro campo, el nombre Codium setchellii Gardner, una clorofita marina, se utilizó por primera vez por Dawson (1949) para ejemplares del sur de Baja California. Poco después el propio Dawson describió una especie, también costrosa pero diferente, y le asignó el nombre de C. hubbsii E. Y. Dawson (Dawson 1950.) para la parte central de Baja California. Estos dos nombres han subsistido y se han utilizado para ejemplares costrosos del Golfo de California y recientemente para el Pacífico tropical mexicano. Codium setchellii sobrevive en aguas frías hasta el norte de Alaska y en México solo en áreas de surgencia hasta Punta Baja. Por su parte C. hubbsii requiere para su desarrollo óptimo temperaturas más elevadas distribuyéndose en la porción subtropical hasta Punta Abreojos (Silva et al. 2014). En un trabajo de integración o compilación ¿cómo interpretar la presencia de estas entidades en la porción tropical? Su inclusión resulta en la alteración de los patrones naturales de distribución de estas especies. ¿Por qué no haber elegido una especie tropical costrosa “equivalente” a las mencionadas anteriormente? ¿No ha sido descrita alguna? ¿No se reconoce su existencia? ¿algunos de los rasgos descriptivos no corresponden a ella? Si se ha elegido un nombre para cada entidad biológica en estudio, debe haber una razón o un proceso por el que pasamos para llegar a su determinación (identificación). Ahora bien, si existen diferencias taxonómicas de opinión y los autores no pueden decidir entre ellas, esta incertidumbre debe hacerse explícita. No hay ningún problema con la incertidumbre taxonómica, siempre y cuando se mantengan los ejemplares de referencia y se anoten las inconsistencias en la determinación, que involucra la circunscripción del propio taxón. Recordemos que la veracidad de las determinaciones está abierta al escrutinio de la comunidad científica. La mención adecuada de los trabajos taxonómicos utilizados para la identificación de especies, debería ser una parte sustancial de los métodos en todo trabajo publicado. Esto no solo hará que la investigación biológica sea “más” reproducible, sino que le dará a la taxonomía la relevancia que en mucho ha perdido actualmente. Winston (1999) definió un término para la determinación, la clasificación y la nomenclatura de organismos, que no siguen los procedimientos y reglas apropiados que los taxónomos especializados defienden: “mala taxonomía”.
La ficología, igual que cualquier ciencia, requiere entonces de la cualidad de ser reproducible y para ello es necesario considerar ciertos elementos torales y necesarios mencionados en detalle y en extenso por Rodriguez-Sanchez et al. (2016). Un buen ejemplo es el artículo publicado recientemente por Zuccarello et al. (2022) en donde se revisaron los datos y procedimientos para reconocer y dividir el género Pyropia en cinco géneros, cuatro de ellos nuevos, propuestos por Yang et al. (2020). Una hipótesis alternativa, como metodología científica (Platt 1964), es presentada y la importancia de poder acudir a los datos utilizados por los diferentes autores incrementa y representa un valor agregado en la ciencia, al ser reproducible y repetible, que no es lo mismo (Rodriguez-Sanchez et al. 2016).
Aquí a algunos de estos elementos les hemos llamado “buenas prácticas”
Buenas prácticas en ficología descriptiva.
Buenas prácticas en ficología interpretativa.
REFERENCIAS
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